La exégesis de la ilusión
Joven, dilecta, directa, labio atónito, escritura ferviente. Decoro de acentos, prórroga de un embozo de manuscritos. La poesía de Sara Castelar saca a flote la tornasolada almadraba del confín de las palabras. Hace malabarismos con un enebro de sintaxis. Masca la rima saboreándola de hemistiquios, de yacijas de luna, de hondones lingüísticos. Recientemente ha sido premiada por un jurado de alta significación. Concesión justificadísima. Un servidor ha escuchado –en vivo y directo- su modulada declamación. Aquí encontramos, por encima de los esmaltes de las prefiguraciones, una poeta. Afuera resonarán las basculantes avalanchas de otras canciones sinónimas. Dentro de Sara Castelar palpita, sin embargo, la supletoria exégesis de la ilusión.