Noche del Martes Santo vertical de cruz

Inolvidable, sentida –quizá por presentida-, vertical de cruz, embellecida de luz, transida de tradición. Impactante tarde noche de Martes Santo. Transité fusionado con mi devoción cristífera por antonomasia: Misericordias de Santa Cruz. Disfruté a paso quedo. Reconvirtiéndome en ipso facto. Como un principiante del temblor sensitivo de estas benditas cosas de Dios. Me despido de Sevilla, de su fulgor de cera derretida, hasta el próximo Sábado Santo. En Jerez me esperan dos estaciones de penitencia: Cinco Llagas y Loreto. Mis dos hermandades de siempre, mis dos aclamaciones, mis dos opciones mantenidas así que pasen décadas. Una tentativa de eternidad.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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