De la jerezana María Espejo

María Espejo ha estado en un tris de presentar el espectáculo musical que organizamos quienes yo bien me sé. La guapa presentadora jerezana no ha podido aceptar finalmente el envite porque los doctores de la cosa exploran su estómago el mismo día de autos, de música en directo y de gala con ribetes de presentación pública. Pero María estaba encantada de nuestra invitación. “Ofú, qué coraje más grande no poder estar allí con vosotros”, repetía insistentemente al otro lado del hilo telefónico. María Espejo no se ha parapetado detrás de su resolutivo éxito. Tampoco encima de la cúspide que la ha catapultado a la fama. No presume de cuanto mantiene al alcance de su mano: sencillez de tripas que la avala y la engrandece. La belleza interior de María Espejo radica en la llaneza de su personalidad. Otras, en su posición, ya difundirían por activa y por pasiva el estrellato televisivo. Canal Sur supo descubrirla a la precoz edad de una iniciación artística merecedora de la más versátil aptitud. Corren los años y la jerezana se mantiene al pie del cañón presentando programas con una polifacética vivacidad propia de profesionales consumadas. Suerte, salud y sabiduría, María. Ninguna de las tres virtudes –a Dios gracias- te faltan.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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