¡Mamma mía! ¡Otra vez mi cumpleaños!

¿Qué os digo que no sepáis todos cuantos –un año más- habéis tenido la benevolencia de dedicarme besos, abrazos, parabienes, presentes (dícese regalos) y futuros (léanse buenaventuras) en el señaladísimo día de mi cumpleaños? ¿Qué os reenvío en reciprocidad? ¿Un millón de gracias por las banderías afectivas de vuestra amistad que nunca falla? ¿La heráldica en plata de ley de mi agradecimiento con nombres y apellidos? ¿La grandilocuente narrativa de una misiva protocolaria a la antigua usanza? Basta –y nunca jamás sobra- con la horizontalidad de mi sonrisa. La que abre síntomas de júbilo en las alacenas menos rebañadas del corazón. Yo no sumo años -¡toma castaña!-, sencillamente resto inexperiencias. Yo no envejezco, tan solo rejuvenezco en retrospección. Yo no me alejo del instante del nacimiento, llanamente otorgo continuas oportunidades al origen del resto de mi existencia. La biografía no es puro teatro, mero artificio, burda patraña. Los 8 de julio de los penúltimos años siempre me reportaron el plus de una certeza: saber desligar lo esencial de lo accidental. A la esencia por la conciencia. ¿Sí o sí? Por cierto, y cambiando abruptamente de tercio: el Teatro Villamarta ha participado la programación de la temporada 2009-2010. Me congratula sobremanera la precedencia del género teatral y la presidencia de actores de la talla de Sancho Gracia, José Sacristán, Héctor Alterio, Emma Ozores… Como musical estrella –ole Nina y Marta Valverde- una mítica propuesta laudatoria del no menos mítico grupo ABBA: ¡Mamma mía!

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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