Sueltos de verano

Lectores, camaradas, afines y frecuentadores más o menos incondicionales de este Diario Inconfeso: Os dejo varios sueltos, una rueda de calentitos sin chocolates o la primera entrega de estas breverías de verano.

1.- Esta semana ha estado marcada por el ritmo periodístico del papel prensa: anduve en Cádiz cerrando suplementos extraordinarios junto a mi compañera Ana (Irene y Cándido disfrutan de unas merecidísimas vacaciones. Las mismas que pillaremos nosotros a la vuelta de la esquina de un par de semanas). Hemos escrito de todo un poco: Barbate, Rota, la Feria de la Urta, las carreras de caballos de Sanlúcar, el Puerto de Santa María… Hay que hacer patria en los contornos de la provincia. Precisamente en la redacción de La Voz de Cádiz me entero, por boca de Lalia González Santiago, de la muerte del periodista de raza Adolfo Álvaro. La muerte es un trasunto desprovisto de manuales. Pilla por sorpresa cuando la existencia alcanza los órdagos de su mejor estabilidad. Adolfo Álvaro dominaba la profesión con capacidad selectiva para la edición de informativos. Un hombre que también se expresaba en la interpretación de sus propios silencios. Ahora ha callado como protocolario comportamiento previo a la retransmisión televisiva de los titulares del día. Lástima que su nombre se alíe con el de las necrológicas menos deseadas.

2.- Reproduzco la entradilla del programa Café de París de esta misma mañana: Estimados oyentes de la Cadena COPE: El verano avanza que es una barbaridad. Despedimos el mes de julio como quien dice adiós con el pañuelo de la fugacidad del tiempo todavía ondeando en la mano. La mayoría de los habitantes de la provincia de Cádiz comenzarán mañana sus vacaciones. Otros tantos regresarán cabizbajos y taciturnos a la brega diaria del currelo que otra vez se cierne sobre todas las mañanas. Pero no caigamos en ningún contradiós. Ya dijo el poeta que todo amanecer finge un comienzo. Seamos positivos en cualquiera de los casos. Todavía septiembre –el verdadero mes del regreso- se torna lejano, a cuatro o cinco semanas vista. Mientras tanto disfrutemos de las sandías, de los libros despiertos y de los sueños dormidos. Y, como telón de fondo, como música de nuestros despertares, escuchemos una canción que nos viene como anillo al dedo. Se trata de Por la boca vive el pez de Fito y los Fitipaldis…

3.- Leo en la prensa una carta descarnada firmada por Antonio Rodríguez Liaño. Ignoro por qué súbitas razones Antonio no se prodiga en los periódicos. Su prosa renace metafórica, élega a veces, positivista otras, esperanzadora siempre. Late un trasfondo de humanidad verosímil encima de sus acentos. Y nos llega a las entretelas del alma porque enseguida interpretamos la veracidad de la letra, la empuñadura amable de su autoría, el tintero honesto que moja la pluma. Escribe como los arcángeles del parnaso de la Madre Literatura. Pero su magnánima sencillez propicia la periodicidad a grandes intervalos, la espaciosidad de la rúbrica. En nuestro propósito descansa la presencia activa de su escritura. Juventud, experiencia y corazón no le faltan.

4.- A principios de semana me he registrado en el foro Industrialismo Mágico. No podía por menos que sumarme a la causa después de la oleada de reacciones derivadas de mi post industrialista estampado en el presente blog. Me he convertido en forero de camiseta de rayas blancas y azules. Una auténtica gozada de familiaridad, análisis y afectos mutuos. He aquí el texto de saluda a los compañeros aficionados: “Buenas tardes, familia industrialista: Soy Marco Antonio Velo, hijo de Eduardo y discípulo del sentimiento que precisamente mi padre (que hoy anima a su club de siempre desde la Tribuna del cielo) supo transmitirme con la natural sencillez de los afectos auténticos. Poca presentación de mi devoción por el Jerez Industrial puedo esgrimir –aquí y ahora- después de todo cuanto abiertamente –y con la mano en el corazón- escribí el pasado jueves en mi blog personal. Sumaron más de siete folios de alma encima del papel. Tan sólo aportaros dos afirmaciones: a) me alegra enormemente haber tomado la iniciativa de registrarme en este fantástico foro y b) agradezco vivamente la cantidad de adhesiones que, de parte de muchos de vosotros, ha recibido el referido artículo de mi blog durante toda la jornada del viernes. Y me satisface no por el prurito de la felicitación en sí misma sino por la comprobación de unas vivencias, de un modo de sentir y de concebir y de interpretar el espíritu industrialista también compartido y confirmado por muchísimos otros miembros de esta gran familia. Sin duda somos eslabones de una misma grandeza. Me uno a todos vosotros en el entrañable calor de este inigualable foro. Un foro que sustituye en el tiempo a las animadísimas tertulias industrialistas de los sábados a mediodía en los mostradores de Alimentación Paulino (esquina de Bizcocheros con Gaspar Fernández). O a las clásicas de los integrantes de la Peña Los 15. O a los improvisados parlamentos a favor del equipo de rayitas azules y blancas que celebraban sus legendarios aficionados en la informal charla amistosa de las copitas de oloroso con sifón en La Pandilla. Un tronío de sensibilidad, elegancia, tradición y agallas nos une. Gracias y un fuerte abrazo. MAV”.

5.- Regreso a la prosa de Joaquín Romero Murube. Los cielos que perdimos son ahora recuperados en la elegante melodía de sus románticas reivindicaciones locales. Sevilla con tambores de nostalgia. Me bebo a sorbos sus artículos. ¡Ah aquellos columnistas de la primera mitad del siglo XX que dignificaron el género periodístico de la opinión con una exquisitez literaria fuera de lo común! Justificaban en sí mismos la compra del periódico. Los articulistas marcan sobremanera la temperatura intelectual de nuestros rotativos. Periodistas a fuer de escritores, la sagrada nómina de entonces ejercían de reporteros, enviados especiales, críticos teatrales, entrevistadores, etcétera. El lector demandaba la calidad de página y la calidad de página no siempre coincidía con el libro de estilo del redactor corriente y moliente. Romero Murube fue un articulista avezado, de fina estilográfica y valentía de cortés bravura. Su obra es revisitada por quien suscribe. Fue contemporáneo y coetáneo de los César González Ruano y José María Pemán. Casi nada.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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