Boda de José y Victoria
Una boda por todo lo alto. Un mismo latido para dos corazones. Una hermosura del paisanaje. Un arropo de amistad y convivencia. Un “sí quiero” a flor de piel. Una poesía en forma de sonrisa compartida. Luz de autenticidad, emoción del fuero interno, expectación contagiada. José y Victoria han contraído matrimonio como materialización del amor ilimitado que incondicionalmente se profesan. La ceremonia civil fue presidida por el concejal José Galvín. El Cortijo de Ducha y el Catering Las Vides sirvieron de profesional sustento a un acontecimiento que satisfizo a la totalidad de los invitados. Todo aconteció según los cánones de la más cimera y desbordada emoción. No era para menos: los sentimientos verdaderos no deben agazaparse sino muy al contrario: celebrarse a viva voz en el contento de una unión, de un enlace, de un matrimonio con denominación de eternidad. José y Victoria estaban –se mostraban- en todos los sentidos radiantes. Felices. Pletóricos. Desde esta sección periodística les deseamos la mayor de las venturas en esta nueva vida que ahora comienzan como forja de un futuro siempre encendido. Enhorabuena y prosperidad para José y Victoria.
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Publicado en el periódico LA VOZ – Sección LA SACRISTÍA. Fotografías de Miguel Ángel Castaño
Una boda por todo lo alto. Un mismo latido para dos corazones. Una hermosura del paisanaje. Un arropo de amistad y convivencia. Un “sí quiero” a flor de piel. Una poesía en forma de sonrisa compartida. Luz de autenticidad, emoción del fuero interno, expectación contagiada. José y Victoria han contraído matrimonio como materialización del amor ilimitado que incondicionalmente se profesan. La ceremonia civil fue presidida por el concejal José Galvín. El Cortijo de Ducha y el Catering Las Vides sirvieron de profesional sustento a un acontecimiento que satisfizo a la totalidad de los invitados. Todo aconteció según los cánones de la más cimera y desbordada emoción. No era para menos: los sentimientos verdaderos no deben agazaparse sino muy al contrario: celebrarse a viva voz en el contento de una unión, de un enlace, de un matrimonio con denominación de eternidad. José y Victoria estaban –se mostraban- en todos los sentidos radiantes. Felices. Pletóricos. Desde esta sección periodística les deseamos la mayor de las venturas en esta nueva vida que ahora comienzan como forja de un futuro siempre encendido. Enhorabuena y prosperidad para José y Victoria.
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Publicado en el periódico LA VOZ – Sección LA SACRISTÍA. Fotografías de Miguel Ángel Castaño
