El cine español no está de capa caída. Al menos desde la perspectiva de la puesta en escena. De la creatividad del arte por el arte. De un realismo epilogal. Otra cantar –y no de Gesta- será el monotemático intento de apropiación indebida propalado por la cuchipanda de quienes –afilados y afiliados a la contraorden y a la hueste de los ‘no a la guerra’- quisieron hacer de su capa un sayo subiéndose al moro de las subvenciones a granel y a mansalva y por doquier. A buen entendedor… pocas palabras bastan. Si hubiese existido un mínimo de dignidad en este grupúsculo de actores de la ‘ceja’ (picuda), al menos respetarían la máxima de Jean Cocteau: “no hay que rechazar las recompensas oficiales; lo que se debe hacer es no merecerlas”. No obstante el núcleo duro comandado por Pilar Bardem igualmente ni siquiera las mereciera. Para gustos, colores. Permítanme desviarme al buen tuntún –y jamás de los jamases propinando palos de ciego ni tampoco arremetiendo a la pata llana como un elefante en estrecha cacharrería- de la politización del séptimo arte hispano –tan subrepticiamente entallado por los susodichos- para recomendaros un filme digno de su visionado: ‘Dictado’. Recupérenlo en DVD y nunca apostillarán la costra del arrepentimiento. Terror psicológico inteligente y mantenida conspiración del Mal husmeando en tu cogote de espectador entonces atónito. Y un apunte a modo de hecho diferencial: reparen en la natural destreza interpretativa de la joven actriz Bárbara Lennie. ¿Es su voz un exorcismo contra los fantasmas interiores que procuran y tramitan la más iracunda venganza desde los sombríos retortijones de la ultratumba?
