Felipe Ortuno ingresa como nuevo Académico
de Número de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras
La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras reanudó este
pasado martes su programación de sesiones públicas del curso académico
2016-2017 tras el tradicional paréntesis de las fiestas navideñas. En esta
ocasión el acto centró la recepción como Académico de Número de fray Felipe
Ortuno Marchante, comendador de la Basílica de Nuestra Señora de la Merced,
cuyo discurso de ingreso llevaba por título «Ética. Reto para una sociedad en
crisis». Le contestó, en nombre de la corporación, Juan Salido Freyre,
Académico de Número y vicepresidente de Artes de esta Corporación.
La brillantísima y muy aplaudida intervención supuso toda una lección magistral sobre la materia abordada. Destacamos los siguientes subrayados:
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El desarrollo de nuestra sociedad no puede
articularse al margen de la ética. Si la economía no actúa con
un mínimo de ética la crisis termina destruyendo a la persona y a los pueblos.
Acaso fue, precisamente, la falta de ética lo que hizo eclosionar la crisis.
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Necesitamos valores y principios. La
ley de la selva formó la burbuja porque faltaron principios éticos. Necesitamos
equilibrio, consciencia responsable, respeto a la vida y al ecosistema.
Vincular derechos y deberes a todos los niveles del hacer humano, redescubrir
en definitiva el espíritu de la Declaración de los Derechos Humanos (1948)=
Ecumenismo ético.
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No todo vale en un mundo de competencias. Los
más débiles y vulnerables no pueden ser el costo social de nuestras
actividades. No podemos dejar vía libre a la mentira, el engaño, la extorsión,
el juego sucio y ese largo etcétera que se esconde detrás de una sociedad sin
alma donde el fin justifica los medios. Ese relativismo ético nos conduce
claramente a la deriva. Y esto hay que decirlo en lo concerniente a la
economía, a la política y a la religión. No son campos excluyentes, sino
necesarios e inclusivos.
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Los modelos marxista de organización
económica y política y el capitalismo globalizado
basado en la oferta y demanda han creado situaciones de verdadera injusticia
social. Marxismo y liberalismo tienen una deuda ética profunda con la sociedad,
no fácil de resolver. Estamos necesariamente obligados a crear estilos de vida
diferentes, una tercera vía, que haga posible un nuevo modo de relación del
hombre con el hombre y con la naturaleza. He aquí el reto de la nueva sociedad
ética que nos lleve, como ya he señalado anteriormente, a un eco-humanismo de
futuro que pueda dar respuesta a tantos retos pendientes de la humanidad, un
sistema que no genere tanta exclusión social, tanta desigualdad y tanta
injusticia. Necesitamos una vida distinta que valore a la persona como
el bien más preciado de un sistema que garantice o incluso institucionalice la
solidaridad social.
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Hoy se está recuperando el sentido perdido
de la virtud, ya lo están haciendo los países anglosajones, en la ética
profesional y organizativa. El lenguaje ético contemporáneo ha vuelto al
discurso de las virtudes de raíces griegas, aristotélicas y estoicas, que
fueron a su vez fuentes esenciales del cristianismo.
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Las cosas no cambian por arte de magia. Es
preciso cultivar las viejas y siempre nuevas virtudes como la prudencia,
justicia, fortaleza, templanza, paciencia, humildad… La sociedad tiene que
enseñar (paideia) este logro de la humanidad que no viene en el ADN. No
se puede tirar por la borda lo que durante tantos siglos creó civilización y
cultura. O creamos personas morales virtuosas o la sociedad-comunidad no podrá
resistir la ley de la selva y la barbarie. El qué deba fundamentar estas
virtudes es otra “paideia” diferente, en virtud de la motivación o creencia
que cada cual tenga, pero sin duda es, en cualquier caso, un bien necesario e
imprescindible para una sociedad humanizada, esto es, ética y moral,
posibilitadora de una realización personal. O cultivamos las virtudes o la
barbarie gobernará (no sé si ya lo hace) nuestras vidas. Redescubramos la
tradición humanista que hizo posible el ascenso de la humanidad más avanzada.
Reconozcamos de nuevo a la prudencia, justicia, fortaleza y templanza…
Precisamos de una reforma moral- ética donde el cultivo del espíritu reconozca
los viejos y siempre nuevos principios que llevaron al hombre a un plus…a ser
algo más que un australopitecus robustus.
O la sociedad se hace ética recuperando el espíritu que verdaderamente la
humaniza, o la barbarie del mercado, el egoísmo, el materialismo y la
intemperie se impondrán al verdadero ejercicio que nos civiliza y salva.
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Necesitamos fines nobles, sin que justifiquen
los medios mezquinos.
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Necesitamos ampliar los horizontes en una
utopía posible.
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Necesitamos reconocer que son más las cosas
buenas que nos unen que las que nos separan.
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Necesitamos que los sentimientos humanos, que
el corazón de la sociedad, se haga sensible y empatice con las aspiraciones
nobles.
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Necesitamos que los compromisos personales se
desarrollen y prosperen, que nadie se sienta espectador de lo que nos acontece porque
el futuro depende de cada uno de nosotros.
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Necesitamos que, en medio de tanto consumismo y
materialismo desbordante, se haga una opción de sobriedad en función de los demás.
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Necesitamos altruismo capaz de no pasar
indiferente ante el sufrimiento ajeno.
Al
término de su aplaudida intervención, Felipe Ortuno recibió de manos del
presidente titular de la Real Academia, Joaquín Ortiz, la medalla de la
institución y el diploma acreditativo de su nombramiento como Académico
Numerario.