Breverías cofradieras: los Barrera y Sebi Castañeda - Columna de Marco A. Velo en Diario de Jerez



Alfa: Sábado previo a la Solemnidad del Corpus Christi. El centro de la ciudad es un epígrafe de público que pasea en direcciones contrapuestas. Baile de compás sobre la cartulina de la víspera eucarística. La climatología acompaña. Niños -los grupos infantiles de las Hermandades- se desbordan en ilusiones hacedoras. En la franja izquierda de Primo de Rivera, Plaza del Arenal ya caída la tarde, la chavalería hinca rodillas en tierra para confeccionar las alfombras de tributo al Santísimo.
El arbolito desde pequeñillo. Poco importa el diseño unificado en favor de la convivencia de quienes por irrefutable ley de vida constituyen el futuro de las cofradías. Saludo a Pedro Pérez Rodríguez. Pedro siempre destila la física de la ecuación juvenil. Los niños de la Coronación, de las Cinco Llagas, de la Defensión no cesan en su juego a lo divino. También forma cristianamente esta doctrina infantil. A menudo las Hermandades enredan la acentuación con la dosificación. Y lo esencial suele contraponerse a lo accidental. Aquí el orden de los factores sí altera el producto. Los niños son esencia de la tradición. Eslabón de la Gracia y concatenación de la Gloria...
Beta: Me alegra sobremanera que el nombre y apellido Fernando Barrera presida la admiradísima Hermandad de la Defensión. Hablamos sin aspavientos de cofrades de pureza. El joven dirigente Fernando Barrera Romero ha sido elegido Hermano Mayor de su cofradía de Capuchinos. Una institución que sabe hacer las cosas. Al menos las fundamenta sin enrolarse en la vitola de los modernismos. Con sapiencia para asentar -verbigracia- la dignificación de un nutrido cuerpo litúrgico a pie de calle. Eso se llama, pronto y bien, marcar la diferencia. El nuevo máximo representante de la Defensión es hijo del por todos estimado Fernando Barrera Cuñado, un clásico de la Semana Santa de Jerez. Fernando puede considerarse uno de los más inocultables pensadores de la concepción primigenia de nuestras corporaciones nazarenas. Sostuvo amistad con cofrades legendarios como Juan de Mata, Manuel Martínez Arce o José Soto Ruiz. ¡Qué calambre del costillar no habrá sacudido a don Fernando cuando el pasado jueves fuese proclamado, tal él mismo muchísimos años ha, Hermano Mayor de su cofradía de ahora y de siempre quien es sangre de su sangre! ¡Las imprevisibles convergencias -por razones de consanguinidad- de las cofradías! ¿Qué siente un padre cuando comparte con su hijo el sagrado milagro de vestir la misma túnica en la hermandad de la familia? ¿Y un hijo al ser elegido Hermano Mayor como así lo fuese su padre hace ya décadas? ¿Existe ligazón que mejor demuestre a las claras el triunfo de las cofradías sobre los tiempos? 
Gamma: Paco Fernández García-Figueras, con ese ingenioso sentido del humor del que -para divertimento de sus allegados- hace gala, comenta vez tras vez que algunos cofrades -sobre todo los de nuevo cuño- aspiran contra viento y marea -desasosegadamente- a consignar en sus tarjetas de visita el siguiente meritorio: “De oficio, pregonero”. No le falta un ápice de razón al precisamente hermano número 1 de la Defensión. En la ciudad existen los así bautizados “busca pregones”. Quienes a mayor abundamiento mal disimulan esta obsesiva aspiración colándose de rondón en las manidas tácticas de las gestiones de despacho y del botafumeiro pro domo sua. Existen excelentes pregoneros en potencia que, al tenor de su modestia y su discreción para consigo y para con su relación circundante, permanecen en el anonimato. Cuasi como debe ser. Ha de conocerse al dedillo la nómina social de las Hermandades para atisbar dónde late un orador con posibles. Y la lista de pregoneros potenciales se multiplicaría cuanto menos por treinta. La Hermandad del Cristo de la Viga ha sabido espigar entre la fontana de la excelencia. Y ha elegido un pregonero total que nunca antes había sonado en ninguna de las manufacturadas quinielas: Sebi Castañeda. ¡Cómo han sabido ver más allá de lo puramente visible los cofrades de la Catedral! ¡Qué acierto de pleno y de lleno! Como el espacio achica mi tecleo, me reservo para otra próxima ocasión las virtudes de Eusebio. A Dios lo que es de Dios… 

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