Ignacio Arrabal: “Las correcciones forman parte de la propia materia literaria”


Con motivo de la presentación mañana jueves 8 a las siete de la tarde en los Claustros de Santo Domingo (Feria del Libro de Jerez) de su siempre penúltima novela –‘Hasta que sea verano’ (Editorial Anantes)- entrevistamos al prolífico escritor Ignacio Arrabal, quien hace unos meses también presentaba ‘El rasgo suplementario’. De sendas obras y de su vocación literaria profundizamos en un diálogo siempre ameno. Ignacio Arrabal, que mañana estará acompañado por el escritor y periodista Eduardo Mendicutti, posee voz literaria propia…

- ¿Cómo y cuándo nace su vocación literaria?
- Pues imagino que cuando no me quedó más remedio que aceptar que no tenía ninguna de las cualidades necesarias para ser cantante de Rock, que es en realidad lo que siempre he querido ser. No obstante, desde siempre me he sentido atraído por los libros. Recuerdo que de pequeño los abría y los hojeaba y ya intuía que ahí dentro había mundos que yo no conocía. Y eso es muy interesante, porque hace poco me preguntaban por mi escritura y yo contesté -creo que en ese momento de una forma inconsciente- que mi literatura nace más de la curiosidad que de la imaginación. Y eso es exactamente así. Es la curiosidad la que me impulsa a escribir.

- ¿Por qué escribe? ¿Por irreprimible vocación, por asumible afición? ¿Qué le reporta el noble arte de la creación en negro sobre blanco? 
- Creo que el día que sepa la respuesta es porque habré dejado ya de escribir. Escribir es precisamente la búsqueda constante de esa respuesta. Una búsqueda personal, porque escribir, tal como yo lo concibo, es algo que nunca termina. Y se me acaba de ocurrir, al hilo de su pregunta, una frase que puede que lleve años buscando, aunque alguna vez antes ya la haya intuido: mi literatura soy yo mismo. Y esta frase define muy bien lo que escribo y por qué escribo.
 
- ¿Necesita, precisa, una serie de condicionantes ambientales para escribir: un lugar determinado -siempre el mismo o no-, una franja horaria, silencio o música o ruido en derredor? ¿Nada de lo dicho o todo lo contrario? 
- Siempre escribo en la biblioteca de casa, rodeado de libros (que ya empiezan a inundar otras habitaciones y espacios de la vivienda), y siempre en silencio, sin música, sin nada que me pueda distraer de la labor literaria (mi poder de concentración siempre ha sido fácilmente quebrantable). A veces, cuando escribo, todo parece a mi alrededor un poco caótico, aunque yo mismo me diga que lo tengo controlado, pero no siempre es así. En el caso de mi novela El Rasgo Suplementario, se puede entender perfectamente este desbarajuste de libros por doquier. Tengo la sensación de que quien la lee tiene precisamente esa impresión, la de que el autor ha escrito la novela bajo una montaña de libros que no siempre tiene bajo control.

- ¿Cómo compagina su trabajo en una conocida casa bodeguera con sede en Sanlúcar de Barrameda y su entrega y compromiso familiar con la dedicación a la literatura?
- Pues como se puede. Es evidente que las obligaciones laborales son de ineludible cumplimiento. Con respecto a la familia, ese es el gran proyecto de mi vida. Es una felicidad que tiene la inmediatez constante y diaria de compartir la vida con los tuyos. Mi mujer y mis dos hijos son los pilares fundamentales sobre los que se sustenta cada cosa que hago. Entre escribir y leer, es esta última actividad la que más tiempo me ocupa, y le puedo dedicar a la lectura más horas de las que en realidad dispongo porque tengo una mujer increíble que me hace todo mucho más fácil. Además de eso, le quito muchas horas al sueño y prácticamente no veo la televisión. Intento ser metódico y estructurar bien el tiempo del que dispongo. A la lectura le dedico varias horas al día. A escribir no tantas y, en cualquier caso, no a diario.

- Dígame sus cinco prosistas preferidos. 
- He intentado (sabiendo desde el principio que iba a fracasar), por deferencia hacia usted y a su pregunta, contestarla, pero es de todo punto de vista imposible. Escribo esos cinco nombres que me pide y al segundo ya me han venido a la mente otros cinco distintos. Y así podría estar eternamente. Es, al menos para mí, completamente imposible responder sin ser injusto no ya con los escritores que me olvidaría de nombrar, sino conmigo mismo.

- Enuméreme sus cinco poetas predilectos.
- Mismo caso que el anterior.

- ¿Tacha mucho, corrige constantemente, o escribe al hilo del pensamiento? 
- El tema de las correcciones en literatura es también materia de la propia literatura. Muchos escritores han hablado sobre eso y han dejado frases de sobra conocidas. Yo corrijo mucho mientras escribo. Me gusta dejar cada frase lo más depurada posible. Cuando no lo hago y avanzo en el texto, diciéndome que más tarde volveré sobre ella, me doy cuenta de que no puedo, que mi mente se ha quedado en esa frase que no está del todo a mi gusto.

- ¿Escribe a mano, a ordenador…? 
- A ordenador. Es más cómodo, más efectivo y más rápido que hacerlo a mano. Menos romántico también, qué duda cabe, pero hay que adaptarse a los tiempos y aprovechar los avances de que disponemos. Recuerdo el primer ordenador que hubo en la bodega donde trabajo, ocupaba prácticamente una habitación entera. Se parecía más a una de esas lavadoras industriales de las tintorerías que a otra cosa. Hoy en día puedes llevar un ordenador portátil bajo el brazo y utilizarlo en cualquier lugar. Suelo escribirme a mano con algunos escritores, y desde hace algún tiempo mantengo una correspondencia manuscrita y asidua con el escritor Rafael García Maldonado. Esto hace que cosas prácticamente olvidadas vuelvan a tomar protagonismo. Son pequeños detalles que en estos tiempos cibernéticos resultan obsoletos. Cosas como poner un sello, estar pendiente del correo postal y sus retrasos, o desentrañar la letra ajena.

- Acaba de otorgarse a sí mismo, a su clasificación como escritor, un giro copernicano. Tras algunos libros poéticos ha optado por adentrarse en la espesura también formal de la novela. Explíqueme el porqué del cambio de género y cómo se ha encontrado cultivando los puntos y seguidos la prosa novelesca. 
- Nunca me he planteado los motivos de ese ‘cambio’, supongo que porque ha sido más natural de lo que pudiera parecer. Imagino que llegó un momento en que lo que quería contar necesitaba el soporte literario de la narración y no del verso. En cualquier caso yo siempre he sido más, y sobre todo mejor, lector de prosa (novela, ensayo, etc.) que de poesía. La poesía tiene la particularidad de influenciar demasiado a la hora de escribir. Es muy fácil dejarse arrastrar por un verso que nos gusta hasta casi prácticamente copiarlo. Eso en la novela no ocurre o, cuando menos, ocurre de otra forma menos evidente. También hay que tener en cuenta que son dos cosas distintas escribir y publicar. Aun cuando yo he publicado primero mis cuatro libros de poemas, siempre he estado en contacto ‘escritor’ con la prosa, y en algunas publicaciones han ido apareciendo relatos míos a la vez que salían mis libros de poesía. Abordar una novela es un acto apasionante.

- Recomiende sin mayor dilación, a nuestros lectores, ‘El rasgo suplementario’… 
- En estos tiempos el escritor tiene, además de escribir, que “venderse”, y yo eso lo hago muy mal. Además, podría decir, como le he escuchado a algún escritor que no recuerdo ahora, que se escribe para no tener que explicar sobre qué se escribe. Pero, para contestar a su pregunta, El rasgo suplementario es un viaje literario a través de la escritura y, sobre todo, de la lectura y el amor a los libros. Su protagonista padece lo que él denomina su “mal doméstico”, y es a partir de ahí que empieza a plantearse una serie de cuestiones sobre la propia labor literaria. Está presente durante toda la novela el juego entre realidad y ficción, y cómo todo al final puede ser la misma cosa.  No sé si le he hecho muy bien, aunque me temo que no. Si la novela la hubiese escrito otra persona, yo recomendaría encarecidamente su lectura.

- ¿Qué podría entenderse como el “mal doméstico”?
- El mal domestico es un mal literario, y por lo tanto real. Va mucho más allá del olvido de los libros leídos, es una forma de búsqueda constante, como decía antes. No se debe entender tanto como una enfermedad sino más bien como ese deseo de buscar en los libros un camino que tiene como punto de partida lo que decía al principio, la curiosidad, la atracción por bucear en las novelas que otros escribieron y donde sorpresivamente encontramos retazos de nuestra propia vida. Si damos por hecho, y yo lo doy, que todo está escrito, debemos suponer así mismo que nuestra vida también lo está.

- Háblenos de la editorial Anantes. 
- Editorial Anantes es eso que ridículamente llaman una editorial independiente. La labor editorial y literaria que están llevando a cabo es de un valor incalculable. Son valientes y tienen un rigor exquisito con cuanto publican, dos cualidades que no se encuentran fácilmente en el sector editorial. Cuando se conoce a Ismael Rojas, Ruth Llopis y Manuel Pichardo (que son las tres personas tras el nombre de Anantes), se entiende perfectamente el éxito que están cosechando con su sello. Son una familia.

- ¿El escritor ha de interpretar la realidad o su misión consiste en descodificarla -resetearla- para ofrecer una realidad alternativa? 
- Para empezar, el escritor ha de escribir y ha de escribir bien, algo que es menos habitual de lo que pudiera parecer. El tema de la realidad es algo cuanto menos muy interpretable. Podríamos decir que cada uno de nosotros poseemos una realidad que tiene, por descontado, la misma validez que cualquier otra. Una misma realidad será distinta para usted que para mí. Incluso el mismo hecho será visto e interpretado desde dos realidades distintas. Un tema apasionante, desde luego, que yo abordo en ‘El rasgo suplementario’ desde distintos puntos de vista. Hay algunos escritores actuales cuyas novelas no me interesan absolutamente nada, porque no son capaces de bucear en las posibilidades de la narración y se limitan a llenar páginas con historias facilonas e intrascendentes. Bajo lo que algunos llaman ‘literatura para divertir’ (que está bien, faltaría más) se esconde en algunos casos una apabullante mediocridad escritora. Eso a mí me revela y pone de muy mal humor, sobre todo porque obvian algo fundamental en un buen libro: el estilo. Yo me muevo en otras aguas, tanto a la hora de leer como de escribir. Son otras cosas las que me interesan y las que busco en la literatura.

- Añada cuanto desee…
- Pues aprovecho esta oportunidad que usted me ofrece para anunciar que acaba de salir mi segunda novela, ‘Hasta que sea verano’. Aunque en un tono distinto, profundiza en ciertos aspectos que a mí me interesan como escritor y como lector. La creación de los personajes es algo que me fascina, y en esta última novela hago mucho hincapié en eso. Que los protagonistas sean un grupo de jóvenes me da muchas posibilidades, porque están en plena formación de su carácter, y eso para un autor es apasionante. Las relaciones entre ellos y de ellos individualmente con el mundo es otro de los aspectos que en esta nueva novela abordo con especial énfasis. Creo que es una novela con muchos matices y que gustará y hará disfrutar a los lectores. En Jerez la presentaremos el día 8 de junio en los Claustros de Santo Domingo, coincidiendo con la Feria del Libro.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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