Ágatha Ruiz de la Prada ajusta cuentas

Cine y televisión - ¡Mira qué cultura!

“Pedro J. no tiene ningún amigo”

MAV - MIRA

Ágatha Ruiz de la Prada es la sonrisa coloreada por una sola tonalidad del rojo pasión. Agatha es la vanguardia -snob, multicolor- del sector de la moda más in, más rupturista, más oxigenada de invención y rúbrica. Ágatha es blanca como la paz que late en su fuero interno. Derrocha desparpajo a raudales, chispa dialéctica al punto y capacidad de relativización. El sábado sorprendió a propios y extraños. Visitó -a sus anchas- el plató de ‘Sálvame Deluxe’. El programa estrella de Tele 5 presenta un -decorativo, estético- lavado de cara. ¿También en el foco de contenidos? ¿En la puesta en escena? ¿En la puesta en serie?

La ex de Pedro J. Ramírez aceptó -complacidamente- el envite. El embate. Las cámaras no la achican. Más bien al contrario. La modista se siente como pez en el agua. No ya en pecera. Austera de complementos en el vestir. Diríase rejuvenecida al primer golpe de vista. Guapa de cara. Expresiva de retina. Serena en el ademán. El espíritu independiente a pesar de los pesares. Se siente cómoda, como el quid de sus diseños cuando eliminamos todo lo superfluo. Ágatha no envejece. Mens sana, in corpore sano. Desde su irrupción icónica en la mítica movida madrileña… no ha bajado ningún escalón de popularidad. Ella se ha mantenido fiel a la silueta de su propio perfil (que paradójicamente siempre mira de frente).

Para Ágatha responder las preguntas de una entrevista televisiva es coser y cantar. A decir verdad toda su filosofía existencial siempre fue cantar y coser. Su vitalidad mete la cabeza de un camello por el ojo de la aguja. Durante el grueso de la conversación con Jorge Javier Vázquez mantuvo un aliviador hilo argumental: el ajuste de cuentas que endosó a su ex marido. “Me he quitado un peso de encima”. Del mediático periodista recalcó su sosería, su fijación monotemática con nombres propios instalados en el poder y una suerte de infumable cursilería. Aunque la ruptura la pilló de sorpresa, a pitón pasado califica esta circunstancia como una (poderosa) liberación.

¿Las dos aseveraciones más letales? Que los hijos se hayan posicionado a su favor –“viven conmigo”- y que Pedro J. no tiene ningún amigo. Dos dedos en una misma llaga. Dos dardos en el centro del jaque mate. Dos directos en la quijada. Agatha no cultiva la simplicidad. Se sabe al margen de lo sistemáticamente establecido. Su ejecutoria impone reacciones. Hasta modeló a su imagen y semejanza la actitud de Jorge Javier Vázquez. De lo contrario explíquenme cómo el populoso presentador lucía corbata y chaqueta y, además, se puso en pie -entre bromas y veras- cuando sonó el himno nacional. Ágatha no únicamente inventa la moda, también transforma los modos.

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