“Los cristianos no podemos admitir nunca la pena de muerte”

El dominico Frances Xavier Catalá Sellés abordó “un tema polémico, difícil” en la sede de la Real Academia de San Dionisio 

MAV – MIRA 

La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras celebró este martes 30 su tradicional sesión académica con motivo de la festividad de Santo Tomás de Aquino. No en balde la estela dominica ha quedado siempre muy reflejada en el cuerpo académico. Nombres como Antonio García del Moral, Ramón Fernández Aparicio o Vicente Cudeiro González han formado y forman parte de su elenco, así como el mundo filosófico de Santo Tomás siempre fue llevado a la tribuna de la Academia en la voz de personalidades muy relevantes del binomio fe-cultura.

En esta ocasión tocó turno al reverendo padre Francesc Xavier Catalá Sellés, quien dictó la brillante ponencia titulada “Problema filosófico o sensibilidad moderna: la pena de muerte en Santo Tomás”. Presidieron el acto el presidente titular de la Academia Joaquín Ortiz Tardío, el presidente de Honor Francisco Fernández García-Figueras -que ejerció de presentador del ponente- y los vicepresidentes de Artes Juan Salido Freyre y de Letras Francisco Antonio García Romero.

El padre Frances Xavier argumentó que “Santo Tomás no venía a decir que la pena de muerte es absolutamente injustificable (…) La pena de muerte es un tema polémico, difícil, porque compromete a la vida humana y a la sociedad en cuanto bloque. La sociedad no puede llamarse un ente amorfo: es un ente también viviente y queriente. Santo Tomás de Aquino se mostró a favor de la pena de muerte. Pero hay que decir en descargo de Santo Tomás que él es un lógico y todo su pensamiento se ordena lógicamente hasta las conclusiones que entresaca. Es escolástico. Todas las conclusiones se afirman siempre y cuando se dieran una serie de condiciones. Sólo así estaría justificado”.

Insistió el conferenciante en que Santo Tomás “esgrime una serie de condiciones según las cuales es prácticamente imposible que se pueda justificar la pena de muerte”. “Condicionantes del tipo de si ley humana se ajusta al orden divino, si no hay una intención en la comisión del homicidio, si… Es decir: hay tantos síes que entiendo que Santo Tomás intentaba decirnos que la pena de muerte es prácticamente imposible de asumir a no ser que se diera todas estas condiciones, las cuales todas juntas perecen realmente imposible. Como por ejemplo la justificación de la guerra. Por eso yo no digo aquí que Santo Tomás se equivocó. Yo digo que Santo Tomás era muy inteligente. Que puso toda una artillería de pensamiento teológico y filosófico a disposición de todos. Y por esto es y será siempre grande. En la Iglesia y en la humanidad. Para decirnos que las cosas hay que pensarlas muy bien. Que las cosas no se pueden decidir a la ligera. Que por muy fundamentada que se crea una ley siempre tiene que atender ante todo a lo que es fundamento y garantía plena: Dios”.

Concluyó indicando que “en cristiano, nosotros, evidentemente, no podemos admitir la pena de muerte porque no podemos consentir que se haga violencia a nadie. Si la norma suprema del Evangelio es el amor a los enemigos -palabras mismas de Jesucristo-, no cabe en un cristiano que pueda defender la violencia contra nadie. Ni que pueda justificarla”.

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