La Hermandad de las Tres Caídas y el triunfo de su Crucificado



Ofrecemos 9 razones del porqué ha gustado tanto la gran novedad de la Semana Santa 2018

MAV – MIRA 

Reza el viejo dicho popular -y no populachero- que la Semana Santa jamás termina: sencillamente pasa. Y así es en efecto: pasa como el reloj pendular de los hálitos de nuestra propia existencia: marcado -que no anclado- por las pulsiones cíclicas de cuanto regresa después de cada cierto tiempo.

La Semana Santa 2018 ha arrojado, para bien, un balance positivo. ¡Eureka! Los aspectos favorables han reunido más sumandos que los desfavorables. La balanza se ha inclinado con fortaleza hacia el ángulo de lo aplaudible y no tanto hacia el lado de lo mejorable. Ovación al canto para todos los hacedores y cuidadores -y gestores y organizadores- de la Semana Mayor de esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad.

Uno de los estrenos más sonados de esta pasada -insistimos: pasada y no terminada- Semana Santa no ha sido sino la puesta en calle -y en horario y en itinerario- de un Sagrado Titular -¡ahí es nada!-: el Cristo de la Salud, crucificado que lo es de la Hermandad -señera y señora- de las Tres Caídas, con sede en la collación de San Lucas.

La expectativa se había creado con creces. Y las miradas -conjuntas- fueron proyectadas hacia la novedad -¡tan anhelada!- de la cofradía de la tarde noche del Miércoles Santo. Si la Semana Santa 2018 hubiese que representarla en una sola imagen -¡imagen que hablase más que mil palabras!-… la resultante sería un cartel de este edificante crucificado al trasluz de la iglesia de San Lucas, precedidos por los nazarenos negros del Señor Caído y del nutrido tramo de los blanquiverdes de la Esperanza de la Yedra.

¿Por qué se cumplieron al dedillo las expectativas? Superándolas por largo en no pocas previsiones (también estéticas). Manejamos razones -¿quizá subjetivas o no tanto?- que sustentan el éxito, la pronta consolidación, la rotunda consagración de esta propuesta cofradiera avalada y definida como el gran estreno -por antonomasia y por excelencia- de la Semana Mayor del presente año.
Enumeremos (lacónicamente) algunas de ellas:

1. Enriquecer la Semana Santa de Jerez con un Sagrado Titular siempre es motivo de encomio y de satisfacción general. Otra Imagen, con mayúsculas, a la que rezar en este mundo tan aparentemente descristianizado.

2. Se trataba de un viejo anhelo de la Hermandad de las Tres Caídas, cuyos cofrades toman decisiones y emprenden iniciativas de una forma siempre meditada, fundamentada y consensuada. No se trataba de una novelería caprichosa, ni mucho menos. La Historia y la intrahistoria de la Hermandad sirven de garante incluso atemporal. El hecho de la aprobación por unanimidad del Cabildo General convocado al efecto otorga una soberanía de peso a la decisión.

3. Tampoco ha supuesto un proyecto gestionado en corto plazo de tiempo. Ni con prisas. No. Hay que remontarse a la época de mandato, en calidad de Hermano Mayor, del recordado cofrade ejemplar Diego Romero Fabieri. Fue Diego quien gestionó, con mano maestra, con mano izquierda y con mano de santo la recuperación del Crucificado de la Salud para el seno interno de la Hermandad.

De entonces acá ha existido un diálogo sostenido de puertas adentro. Con calma, con serenidad en el debate, con tiempos espaciados, con sondeo expansivo. Y todo se ha ido cumpliendo conforme al deseo de la Hermandad, sin carreras, sin pausa. A golpe de mesura y convencimiento. Y mentalización.

4. El estudio previo -y previsor- del índice del número de nazarenos. La inclusión de un tercer paso precisa -condición inexcusable- de un trazado cuantitativo de tramos de penitentes. Aquí la incorporación de unas nuevas andas exige un mínimo numérico. Sin apenas nazarenos no se puede o no se debe incluir un paso más.

No así esta Hermandad de los Dolores. Que nada hace a tontas y a ciegas. Sino lo frontalmente contrario. Su modus operandi está basado en la sensatez y en lo coherencia. La Dirección de Cofradía o Diputación Mayor de Gobierno ha estructurado con sapiencia los tramos para que la cofradía en su conjunto ofrezca las proporciones adecuadas al mejor canon.

5. La factura artística de la talla del Crucificado. Primitivo titular de la cofradía de los Dolores, fundada en el Monasterio de Belén.

6. El paso sobre el que ha procesionado el Santísimo Cristo de la Salud. Bellísimo. Realizado este paso en el año 1952 para la Hermandad del Gran Poder de Dos Hermanas (Sevilla). El paso, de caoba, de estilo neobarroco, y obra del tallista alcalareño Manuel Pineda Calderón y restaurado en 1988 por el tallista y escultor Manuel Hernández León. Como dato curioso podemos mencionar que fue adquirido en el año 2013 por la Hermandad de Sanlúcar de Barrameda.

7. El capataz elegido. Miguel Ángel Jaén Torres. De los mejores capataces de la Semana Santa de Jerez. Y de los más formados en el oficio y, de otro lado, también cristianamente (teológicamente). Humildad en lo personal y con carisma de liderazgo de grupo. Sabe mandar. Cunde su ejemplo. Obras son buenas acciones. Es además prestigiado capataz del Señor de la Sentencia, de la Hermandad de la Esperanza de la Yedra, corporación muy ligada a la propia de las Tres Caídas.

8. El cuido estético del equipo de mayordomía comandado por Esteban Benítez. Aquí el magisterio y el gusto se mide con términos de excelencia. Ya por todos es conocida y reconocida la maestría de Esteban en este campo, que domina con envergadura de cum laude. La hermosura estética fue un todo. Sin ninguna tacha.

9. El acompañamiento musical. Acorde. Propicio. La Capilla Musical ‘Sonos Angeli’ estuvo a la altura -que no era poca- requerida.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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