Rompiendo la pana ‘A base de palos’
Primeras sorpresas del arranque de Preliminares
MAV – MIRA
El Carnaval no es superstición. Entraña la revisión de una expresividad genuina. Un modo -oxigenado- de decir cuanto late dentro del yo. El Carnaval es oxigeno y palabra. Enfoque y verdad (interpretativa). Razón que asiste al prójimo y alternativo punto de vista. Algo así como el Catón del criterio que no necesariamente compartimos. Pero suma decálogos.
No supremacismo localista, sino la globalización intercultural de un maridaje artístico que crece en proporción geométrica. También a través del tamiz del tiempo. La crítica cantada: o sea la libertad de expresión: la opinión sin mordaza -de la mano de la ironía (inteligente) y de doble lectura (signo de agudeza)- comporta un plus irrenunciable.
El pudor no cabe cuando bascula sobre el exigible concordato del respeto. Y en efecto eso mismamente es cuanto ha gravitado por entero en la primera semana del arranque de la fase de preliminares del COAC 2019: muchísimo respeto por la fiesta. Por sus formas y por sus códigos. Por su estructura y por sus normas tácitas, no escritas, pero sí archisabidas por los autores de coplas de hoy. Y de siempre.
A tenor de lo cual, y en base a la pureza del trabajo bien hecho, esta brevería periodística quiere destacar un par de grupos -mejor tres- que han destilado en esta inicial semana de preliminares una laboriosidad de fondo y trasfondo, un férreo quehacer previo a su puesta en escena, una envergadura grupal que dignifica cuanto subyace y cuanto encierra -de pensamiento, de tachadura, de folio reelaborado, de sesuda composición musical- esa obra redonda, sin fisuras, que hemos venido en llamar agrupación.
Estamos en disposición de haber elegido otras tantas. Pero, además del análisis crítico, también hemos de dejarnos llevar por las sensaciones de conjunto y por las percepciones que no responden a ninguna directriz técnica. Podemos denominarlo halo. O incluso unción del arte por el propio arte. Una cooperación de la sensibilidad, en cualquier caso. Porque la sensibilidad es la capacidad perceptiva que redondea las corcheas de la creación artística.
Un primera: ‘A base de palos’. Comparsa de Tocina. Honesta con sus principios. Construyen un barco de Cádiz delante de Andalucía. Metonimia con significante. Reparar las maderas -las viejas maderas- a base de palos. Defiendan con ahínco las coplas. En la tierra más antigua de Occidente. Se denotan meses de ensayo. Lo dicho: el respeto por las tablas. De madera siempre.
No es la comparsa más brillante de esta primera hornada. Pero abrazan la coherencia de una entrega sin regateos efectistas. Letras de abuelo asesinado en la Guerra Civil y, por ende, corresponde echen a Franco en la cuneta durante 80 años. El asunto de Franco y la cuneta es coincidente con la letra de un pasodoble de la chirigota del Love. Excelentes voces. Dan lo máximo de si.
Una segunda: ‘Los buscadores’. Un canto a la sencillez. Un rechazo a la estridencia. Jóvenes que arremeten contra la amnesia colectiva. Para evitar que se extienda un manto de olvido sobre el legado de los padres del Carnaval. “Y como hizo siempre mi padre vengo con tipo sencillo”. Presentación: reivindicación a la historia del Carnaval. Carnaval que me hace reír, Carnaval que me hace llorar.
La voz de los que no tienen voz. Aprendiz de coplero que viene a buscar el oro que esta tierra dejó. Fran Quintana firma una presentación preciosa. Buscadores de oro. Primer pasodoble: el Carnaval de las coplas sencillas. Pasodoble segundo: de melodía muy picadita. Denuncia política sin histrionismos. El bombo de tamaño pequeño: otro guiño a las agrupaciones antiguas. Reciclado con cajas de sardinas.
Doce hombres forman esta comparsa. Pero suenan de lujo. ¿No es oro todo lo que reluce? Sí, todo. Bonita transformación (figurada) en un coro, al instante. Hablan de Cañamaque. Del Tío de la Tiza. El Carota… A Paco Alba lo abuchearon y aún lo siguen abucheando cuando se pierde la esencia. ¡Anda que no! Muy cantado. Una gran comparsa. Sencilla y reivindicativa de la pureza. Un río como metáfora de todo: de la vida y del tesoro de la fiesta. Ovación.
Y la tercera: ‘Los niños sin nombre’. Juventud y calidad no están reñidos. La experiencia , en efecto, es un grado. Pero en carnaval la naturaleza de principiante matrimonia con el poder omnímodo de la ilusión. La ilusión es un atajo a la gloria. A la gloria de un triunfo al son de letrillas que irrigan sangre al corazón. Estos adolescentes han pegado fuerte. Primer premio de la categoría de juveniles del pasado año. Este año son niños huérfanos que cantan al soniquete de la magia existencial. Y pintan belleza en un lienzo de contratiempo. Para sonreír a la vida y para levantar al público del Falla de sus butacas. En aras de la más atronadora ovación.