Los ‘quemasangre’: ¡Esto sí que es un grupo de guasa’



Pelotazo de Selu García Cossío en su tipo del Carnaval 2019

MAV – MIRA 

Selu García Cossío es un escritor de calidad. De calidad de párrafo y de calidad costumbrista.  Francisco Umbral dejó dicho que escribir bien es lo contrario a escribir correctamente.  Juzgue el aficionado qué tipo de escritura subyace bajo el latido hiperrealista de los personajes que cobran vida y brío en las chirigotas de este autor con cuarenta años de experiencia carnavalera a sus espaldas.

El literato de calidad ve más allá de lo puramente visible. Juzgue de nuevo el lector si Selu maneja el don de la captación social y sociológica. Es un Bob Esponja -lo absorbe todo- en cuanto a los arquetipos de  la tribu humana que laten en derredor. Si le preguntas cómo ha sabido esbozar cualquier tipo de sus agrupaciones -pongamos que hablamos del ‘quemasangre’ de este año-, la respuesta es directa y concisa: “Observando mucho”. Cabe por ende certificar lo siguiente: ¿no es la observación -tanto la interior como la exterior- la principal cualidad -destacable, reseñable- de un autor: de un gran autor de letras del género que fuese?

Porque Selu es tan potencial guionista de cine -o radio: medio en el que trabajó durante  muchos años- como de teatro -sus chirigotas las concibe “como un todo, como una obra de teatro completa” que se estrena cada mes de febrero-. Este 2019 de nuevo ha dado con la tecla. Se ha notado a leguas desde el minuto uno de su pase de preliminares. El personaje del quema/sangre. Vade retro. Un tipo que promete progresión a pasos agigantados según avance el concurso.

Se trata de un pelotazo ya precoz. Y no porque haya recalado, para la presentación de sus credenciales, en una jornada donde la mediocridad -o el ínfimo nivel- fuese el común denominador. Sino porque estos aflamencados guasones precisan de constante interpretación. Interpretación incluso de lenguaje no verbal. Y el don interpretativo -animales de  escena- constituye una de las virtudes connaturales de esta chirigota tan veterana y tan fresca a la misma vez.

La actuación primera de este pasado miércoles 30 es para verla, visionarla y revisionarla repetidas veces. Con detención detallista. El espectador saldrá ganando en su admirativo divertimento. La incertidumbre -la curiosidad- de los aficionados ya otra vez se convirtió en hito tan pronto subiera el telón. Si te encuentras en un apuro, los ‘malasangre’ se hartarán de reír. Ellos aún no lo están -en apuro ninguno-, pero tú puedes anticiparte a la risa. A la de todos ellos. Y mondarte a mandíbula batiente. Quizá al contrario de los líderes mundiales del pasado año, estos cargantes desaprensivos -copa en mano- sí que son un grupo de guasa.
Leer más...

Love: contigo pan y cebolla




A propósito de un regreso chirigotero… ¿a la baja?

MAV -MIRA

La chirigota del Love ha atravesado dos años extraños. No raros pero si inéditos. Inacostumbrados. Siempre han constituido sus miembros una presencia fija sobre las tablas del Falla. Con propuestas más o menos conseguidas -dependiendo la edición-. Con repertorios más o menos atinados. Con tipos más o menos propicios (el desaliño repensado también es un signo de profuso planteamiento).

La música no es evaluable en función  de un sello irrompible. La música, en el caso de la gran familia humana y humanizadora que forman estos chirigoteros, es el acompañamiento rítmico de la mejor conceptualización de la alegría. La música de la chirigota del Lobe levanta el ánimo.

Los años pasan. E incluso pesan cuando el sentido de la responsabilidad es señal de respeto a la fiesta. Y los camaradas se hacen mayores. Sin perder un ápice de frescura. Pero muchísimos carnavales al pie del cañón -no de uno, sino de cien cañones por banda- suman el efecto  multiplicador de innúmeras horas de ensayo…

Y de necesidad no ya de oxígeno sino incluso de cierre de etapas. Hay quienes piensan -erróneamente- que una retirada a tiempo es una victoria en caso de agrupaciones consolidadas ya durante décadas. ¿Antes de que nadie les tire tiritos en el pecho sabiéndose ya todos un tanto puretas del Caribe?

Nones. Mientras el ingenio prevalezca y la ilusión se mantenga, nada queda anacrónico. La edad no es mengua: tan sólo rédito logrado para alcanzar con creces -y méritos propios- el punto y seguido o el punto final o la tregua del merecido descanso.

El consenso sobre la parada sin fonda y la coincidencia en el tiempo de la fatal noticia del fallecimiento de don Adolfo orientaron este paréntesis. Más brusco que el anhelado por todos estos niños que ocuparon pupitre en una chirigota con clase. El anuncio del regreso para el COAC 2019 levantaron, tácitamente, la ovación unánime. No vienen a concursar, en sentido figurativo, sino a pasarlo bien. Textualmente. Deseaban, en todo caso, un adiós en loor de cachondeo. Lo de la despedida -o no- ya se verá.

Estos cachitos de pan representan un personaje amable, bonanzoso, inocente de puro bueno. Sí, buenos, en el sentido machadiano del término. Amigos leales y amigos de sus desconocidos. Un Forrest Gump al estilo Cádiz. Los golpes de humor no funcionaron en el debut de preliminares. ¿Sensación  agridulce ha dejado esta anhelada vuelta?

Quizá. Flojo de repertorio aunque todo apunta a que se crecerán en los siguientes pases. Seguro que a estos Juancojones no se les resiste el brío del suma y sigue. Porque conocen al dedillo las claves del concurso. Tienen mando en plaza. Para bien y para regular. Se merecen -como patrimonio inmaterial de la fiesta- lo mejor. Con ellos, siempre, pan y cebolla. Pan a cachitos.
Leer más...

Rompiendo la pana ‘A base de palos’




Primeras sorpresas del arranque de Preliminares 

MAV – MIRA 

El Carnaval no es superstición. Entraña la revisión de una expresividad genuina. Un modo -oxigenado- de decir cuanto late dentro del yo. El Carnaval es oxigeno y palabra. Enfoque y verdad (interpretativa). Razón que asiste al prójimo y alternativo punto de vista. Algo así como el Catón del criterio que no necesariamente compartimos. Pero suma decálogos.

No supremacismo localista, sino la globalización intercultural de un maridaje artístico que crece en proporción geométrica. También a través del tamiz del tiempo. La crítica cantada: o sea la libertad de expresión: la opinión sin mordaza -de la mano de la ironía (inteligente) y de doble lectura (signo de agudeza)- comporta un plus irrenunciable.

El pudor no cabe cuando bascula sobre el exigible concordato del respeto. Y en efecto eso mismamente es cuanto ha gravitado por entero en la primera semana del arranque de la fase de preliminares del COAC 2019: muchísimo respeto por la fiesta. Por sus formas y por sus códigos. Por su estructura y por sus normas tácitas, no escritas, pero sí archisabidas por los autores de coplas de hoy. Y de siempre.

A tenor de lo cual, y en base a la pureza del trabajo bien hecho, esta brevería periodística quiere destacar un par de grupos -mejor tres- que han destilado en esta inicial semana de preliminares una laboriosidad de fondo y trasfondo, un férreo quehacer previo a su puesta en escena, una envergadura grupal que dignifica cuanto subyace y cuanto encierra -de pensamiento, de tachadura, de folio reelaborado, de sesuda composición musical- esa obra redonda, sin fisuras, que hemos venido en llamar agrupación.

Estamos en disposición de haber elegido otras tantas. Pero, además del análisis crítico, también hemos de dejarnos llevar por las sensaciones de conjunto y por las percepciones que  no responden a ninguna directriz técnica. Podemos denominarlo halo. O incluso unción del arte por el propio arte. Una cooperación  de la sensibilidad, en cualquier caso. Porque la sensibilidad es la capacidad perceptiva que redondea las corcheas de la creación artística.

Un primera: ‘A base de palos’. Comparsa de Tocina. Honesta con sus principios. Construyen un barco de Cádiz delante de Andalucía. Metonimia con significante. Reparar las maderas -las viejas maderas- a base de palos. Defiendan con ahínco las coplas. En la tierra más antigua de Occidente. Se denotan meses de ensayo. Lo dicho: el respeto por las tablas. De madera siempre.

No es la comparsa más brillante de esta primera hornada. Pero abrazan la coherencia de una entrega sin regateos efectistas. Letras de abuelo asesinado en la Guerra Civil y, por ende, corresponde echen a Franco en la cuneta durante 80 años. El asunto de Franco y la cuneta es coincidente con la letra de un pasodoble de la chirigota del Love. Excelentes voces. Dan lo máximo de si.

Una segunda: ‘Los buscadores’. Un canto a la sencillez. Un rechazo a la estridencia. Jóvenes que arremeten contra la amnesia colectiva. Para evitar que se extienda un manto de olvido sobre el legado de los padres del Carnaval. “Y como hizo siempre mi padre vengo con tipo sencillo”. Presentación: reivindicación a la historia del Carnaval. Carnaval que me hace reír, Carnaval que me hace llorar.

La voz de los que no tienen voz. Aprendiz de coplero que viene a buscar el oro que esta tierra dejó. Fran Quintana firma una presentación preciosa. Buscadores de oro. Primer pasodoble: el Carnaval de las coplas sencillas. Pasodoble segundo: de melodía muy picadita. Denuncia política sin histrionismos. El bombo de tamaño pequeño: otro guiño a las agrupaciones antiguas. Reciclado con cajas de sardinas.

Doce hombres forman esta comparsa. Pero suenan de lujo. ¿No es oro todo lo que reluce?  Sí, todo. Bonita transformación (figurada) en un coro, al instante. Hablan de Cañamaque. Del Tío de la Tiza. El Carota… A Paco Alba lo abuchearon y aún lo siguen abucheando cuando se pierde la esencia. ¡Anda que no! Muy cantado. Una gran comparsa. Sencilla y reivindicativa de la pureza. Un río como metáfora de todo: de la vida y del tesoro de la fiesta. Ovación.

Y la tercera: ‘Los niños sin nombre’. Juventud y calidad no están reñidos. La experiencia , en efecto, es un grado. Pero en carnaval la naturaleza de principiante matrimonia con el poder omnímodo de la ilusión. La ilusión es un atajo a la gloria. A la gloria de un triunfo al son de letrillas que irrigan sangre al corazón. Estos adolescentes han pegado fuerte. Primer premio de la categoría de juveniles del pasado año. Este año son niños huérfanos que cantan al soniquete de la magia existencial. Y pintan belleza en un lienzo de contratiempo. Para sonreír a la vida y para levantar al público del Falla de sus butacas. En aras de la más atronadora ovación.
Leer más...

COAC 2019: ¿El año de la cantera?



La juventud pisa fuerte sobre el escenario del Falla 

MAV – MIRA 

Readaptando dos versos musicales de la comparsa dirigida por Juan Antonio Macías Álvarez -y uniéndolos al caprichoso modo- podemos subrayar que “la vida es como el andén de una estación… ¿dónde vibra más un móvil que un corazón?”. Hete ahí la vida tecnológica a la que nos impulsa la sociedad de la era digital. Pero no la que late en la fibra de las cosas auténticas. Como, verbigracia, el cambio generacional. La renovación, el relevo, el paso a la juventud. La apuesta por los nuevos valores. Por la sensatez del engarce de eslabones que es, en suma, el continuum de toda existencia.

Y tal que así, igualmente, el Carnaval. Donde la tradición también se lega de padres a hijos, de abuelos a nietos, como una cadena vital, como un efecto dominó en el que sin embargo las fichas siempre caen de pie. Sí, de pie, encima de las tablas del templo de los ladrillos colorados. El Carnaval de Cádiz es antaño y hogaño, pasado y futuro, consolidación y tradición, puente y acceso. Herencia y promesa. Vaso comunicante. Fuente y semilla. Pureza y renovación. Clasicismo y vanguardia…

Mucho se ha debatido por activa y por pasiva -por largo durante los últimos años- sobre la función ¿infructuosa? de la cantera. Sobre el género de los más pequeños y sobre la dudosa fertilidad artística de la juventud carnavalesca. Un debate que sorprende por trivial. Porque a veces también en cuestiones de Carnaval se saca demasiada punta a las uñas de las cinco patas del gato. Del gato por liebre que nos endosan los propios enemigos potenciales de la fiesta: aquellos que “aún entendiendo, nada entienden”, por utilizar el entrecomillado de esta veraz sentencia de la presentación de la comparsa ‘La niña de mis ojos’.

La cantera ha de concebirse como un auténtico milagro -pan candeal y aurora boreal- de este periodismo cantado que se renueva por sus fueros cada mes de febrero. La cantera es la piedra filosofal de la gran conmemoración anual gaditana. La cantera es rúbrica de continuidad. El paso de cebra que cruza las aceras de los tiempos. La mano cogida de los novios de todos los tiempos. Un sintagma de léxico castellano que se expresa por los poros de la heredad.

Este 2019 las nuevas generaciones están callando bocas, sellando debates estériles y cercenando -de raíz- consideraciones fatalistas. Por no decir catastrofistas. La cantera ha demostrado -lo viene haciendo en el arranque de la primera semana de preliminares- que vale quilates. Y que pisa fuerte. Y que se apega -y no apaga- a la creatividad como divisa formal.

Hace apenas unos días que todo ha vuelto a suceder. Y los adolescentes del género han gritado sin chillar: es decir: han afinado su fuerza. Su fortaleza compositora. Y su tronío compositivo. Provocando calambres en la emoción de los aficionados. Sin despeinarse pero dando el todo por el todo. Hablamos del concurso de infantiles y de juveniles pero también del por ellos llamado concurso de los mayores.

¿Sirve como ejemplo la comparsa ‘Los niños sin nombre’, primer premio de juveniles del pasado año que en esta edición se ha estrenado en el COAC -categoría de adultos- sorprendiendo a propios y extraños?  Qué magia en el repertorio. Qué decálogo existencial según las letras. Qué sonrisa ante las adversidades.  ¿Y qué me dicen de la original -entre las juveniles- ‘El indeciso’? ¡Cantera: divino tesoro!
Leer más...

¿Aquello que el Carnaval de Cádiz no supo ver?



¿Necesita la gran fiesta de la libertad la creación de una nueva modalidad?

MAV  - MIRA

La gran fiesta del Carnaval de Cádiz perdió en la pasada edición de 2018 una oportunidad de oro. ¿Para qué? Para demostrar su capacidad receptiva. Su análisis -agudo análisis- crítico. Para evidenciar la riqueza de su valoración con conocimiento de causa. Para evaluar por arriba cuando una propuesta supera en calidad, en concepto, en enfoque, en quilates artísticos, en creatividad los parámetros definitorios de las diferentes modalidades establecidas: coro, comparsa, chirigota, cuarteto…

Se debe tener la sensibilidad suficiente para captar el hecho diferencial de una agrupación  -de su estilo, de su conceptualización- que rebasa por largo, que supera con creces los significantes de la modalidad en la que participa, en la que se cataloga, en la que se inscribe. Ocurrió, cuando entonces -pongamos que hablamos de los años cincuenta y sesenta-, con aquello que fue presentado -que fue presentando- Paco Alba –‘el Brujo'- sobre las tablas del concurso de agrupaciones.

La praxis del todo por la parte… Y aquello que creaba Paco Alba -en orden a su interpretación, a la excelencia musical, a la adaptación de las letras al tipo, a la puesta en escena, a la manera de contar y de cantar los temas- era otra cosa. Otra cosa era. Con diferencia. A años luz. No podría ser comparable con nada. Dos estadios distintos: el de Paco por un lado y el del resto de agrupaciones de la misma modalidad – la chirigota- por otro. Y fue entonces cuando nació -ya para los restos- la comparsa.

La fiesta de la libertad y del plural periodismo cantado fue valiente entonces con su juicio crítico: a las pruebas de la evidencia se remitieron: al distingo y al distintivo de las sucesivas obras de don Francisco Alba. Pues tres cuartos de lo propio es cuanto ha sucedido -cuanto debía haber sucedido- con las dos últimas propuestas del felizmente regresado y de continuo reinventado -motu proprio- Antonio Martínez Ares.

Nos referimos a sus obras redondas -a su lenguaje de máxima expresividad y máximo creacionismo- correspondientes a los años 2017 -'La eternidad’- y 2018 –‘El perro andalú'-. Ambas son ideas y por ende plasmaciones maestras del barroco, del simbolismo vanguardista, del lenguaje metafórico y del grito desgarrado en bicolor blanco y verde. Ambas un ensayo colorista con prosa de ismos tan de Ramón Gómez de la Serna. Ambas un caleidoscopio multidisciplinar que pertenece a otra dimensión…

¿No han sido suficientes estas dos comparsas para la inmediata creación de otra modalidad? ¿Otra modalidad siempre al margen de las ya existentes? ¿No era evidente que Martínez Ares ha jugado estos dos últimos años en otra liga? ¿En otra galaxia? La gran fiesta del Carnaval no lo ha sabido -¿no lo ha querido?- ver. Las genialidades no siempre son escrutadas de manera inmediata. Como así la cristalización  que separa lo humano de lo enteramente sublime.

Leer más...

¿Arlequín versus Carnaval?



La vuelta al sello gaditano de un tipo con máscara ambivalente 

MAV – MIRA 

El arlequín es un disfraz, un tipo, un personaje, de veras carnavalesco. Diríamos más carnavalesco que “carnavalero". Porque a no pocos aficionados de la fiesta le da cierto yuyu esta tipología. Por una ambigua superstición ancestral. Pero las hechuras de su ropaje, el diseño de sus líneas y el colorido de sus formas son -al menos a bote pronto- muy agradables a la vista. Así los recordamos por suelto en comparsas como ‘Noche de Falla’ -de  Joaquín Quiñones en 1994- o bien en aquella clásica ‘Las coplas ’ de 1985 con su entradilla a capela “Niña: aquí está el coplero / que del pueblo siempre sale / y tó por poco dinero / al llegar los Carnavales”.

El arlequín no es hazmerreir, ni siquiera cómico. Pero sí animal escénico. Un animal de pocas palabras y mucha vocalización. Un animal flexible en su concepción gimnástica. Un humano poco humanizado. Un bailarín muy irrequieto. Un saltarín de los sentimientos propios en el escenario de la danza ajena. Parece un intruso, pero no se tiene por tal. La oscuridad de su máscara contrasta con la luminosidad de los rombos de una indumentaria de trazos rectos. No es melodramático sino comediante. Su corazón late de un modo artístico y sus manos sólo aciertan a dibujar pantomimas en el aire. En el aire de su oxigenación emocional.

Juan Carlos Aragón ha presentado una comparsa ‘Gaditaníssima'. Con la doble ese italianizante del arlequín. Que es al fin y a la postre su tipo de este 2019. La valoración a pie de calle ha cuajado el efecto inverso al de años anteriores. Infravalorado injustamente ahora en comparativa con la supravaloración inmediata de agrupaciones penúltimas. Dicho sea sin desdoro de la gran calidad de ‘Los mafiosos’, aunque no así tanta de ‘Los peregrinos’ o ‘La guayabera'.

La edición 2019 del COAC ha reflotado un objetivo coincidente: la vuelta al estilo gaditano tradicional para aquellas agrupaciones que estaban ejerciendo -con mano maestra- una suerte de vanguardismo de sello propio. Hablamos, verbigracia, de comparsas como la de Ángel Subiela, Antonio Martínez Ares o el mismo Juan Carlos Aragón. Otras apuestas más modernas -por ejemplo ‘Los buscadores’- también reivindican en sus letras la elección  del verbo gaditanear. ¿Se hace ya ubicual y omnipresente el espíritu temático del recientemente retirado -jubilado por derecho propio- Antonio Martín, el chiquillo de la plaza de la Cruz Verde?

Al grupo 2019 de Aragón no se le puede achacar que suene a más de lo mismo. Aunque bastantes voces autorizadas consideran que al menos en un alto porcentaje no es sino un eco repetitivo de sus comparsas más recientes. ‘Gaditaníssima’ es menos canalla, menos chulesca, menos gamberra e incluso -estilísticamente- menos transgresora. Y sin embargo conserva una afinación de diez, una inusual blancura de formas y una usual expresividad metafórica.

La versión más amable pero igualmente literaria de un autor que sabe escribir muy bien – que es todo lo contrario que escribir muy correctamente-. El arlequín no es bravucón, no es altanero, ni siquiera fantasmal. Ejerce de cómico para cantar sus penas y sus alegrías. Para proponer una visión alternativa de la realidad. Más alternativa que independiente…

Porque un gaditano muy gaditano depende siempre del calor uterino de la tierra que lo vio nacer. Y ya sabemos que esta tierra trimilenaria acuna de continuo a todo niño que los adultos abrigan en su interior. Adultos que -ambivalentes- nunca mienten en el lenguaje no verbal. Y que se pintan la cara de los coloretes de la más auténtica o ficticia alegría. Como todo arlequín que se precie.
Leer más...

Curso de “Publicidad en Redes Sociales para empresas y proyectos culturales”



Fechas: 12, 14, 19, 21 y 26 de marzo
Horario: De 16.30 a 20.30 horas
Lugar: Escuela Pública de Formación Cultural de Andalucía. Estadio de la Cartuja Puerta K. Sevilla.
Modalidad: Presencial. 20 horas.
Inscripciones: 60 € (miembros de GECA, APS, AMMA, UPTA y asociaciones de la FEAGC).
75€ Resto de inscritos.
Fecha límite de inscripciones hasta el 4 de marzo.
Dudas y consultas en comunicacion@gecaandalucia.org o llamando al 692.952.238
En la última década el panorama publicitario ha dado un giro de 180º. De los canales tradicionales como la televisión, la radio o la prensa escrita, difícilmente accesibles para pequeños anunciantes, llegaron los medios digitales. Estos han ofrecido mayor oferta (tanto por cantidad de canales como de formatos) y han logrado popularizar la publicidad, consiguiendo que pequeñas empresas puedan entrar en el mercado publicitario con un presupuesto muy limitado.
Pero el cambio no solo afecta a la inversión mínima requerida para anunciar un producto o servicio, también a la metodología de trabajo, los objetivos y la forma de medir los resultados. El cambio es aún mayor cuando hablamos de medios sociales, donde las posibilidades de segmentación crecen y la inversión mínima se minimiza.
Con este curso de carácter presencial, que se llevará a cabo en Sevilla, se pretende que el alumnado conozcan las posibilidades existentes de publicidad social. Los diferentes canales, formatos y posibilidades que ofrecen, además de aprender cómo montar una campaña publicitaria y qué factores tener en cuenta para optimizar sus resultados.
CONTENIDOS

El índice de contenidos ofrecido en este curso será el siguiente:

1. Introducción: panorama actual de la publicidad
2. Principales ventajas de la Publicidad Social
3. Canales publicitarios operativos en España
4. Plan de medios social
a. Definición de KPI
b. Ejercicio 1. Caso práctico adaptado al sector cultural
5. Herramientas publicitarias
a. Facebook Ads. De la página al Editor
b. Twitter Ads.
c. De Youtube a Google Ads
d. Otras herramientas: LinkedIn Ads, Spotify
6. Medición de resultados
a. Extracción de datos
b. Creación de informes
DOCENTE
Claudia Pastor es Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Sevilla y experta en Community Manager por la Cámara de Comercio de Sevilla. Socia fundadora de Klimway. Con 10 años de experiencia en el sector del marketing digital, está especializada en estrategia y planificación publicitaria. A lo largo de su trayectoria profesional, ha trabajado tanto en estrategia como en planificación publicitaria y gestión de comunidades sociales para cuentas institucionales, como la marca “Sevilla” (Consorcio Turismo de Sevilla), Diputación de Sevilla, Dirección General de Comunicación Social (Consejería de Presidencia, Administración Local y Memoria Democrática de la Junta de Andalucía) o Andalucía Compromiso Digital (Junta de Andalucía), entre otras. En relación con el mundo de la Cultura ha gestionado las cuentas del Instituto de la Cultura y las Artes del Ayuntamiento de Sevilla o la Jornada de Cooperación Transfronteriza en Gestión Cultural.
Leer más...

PROGRAMACIÓN CULTURAL

PROGRAMACIÓN CULTURAL